LAS TRAMAS MECÁNICAS

Basta mirar un anuncio publicitario de algún periódico del siglo pasado para darse cuenta de que la existencia de las tramas mecánicas se remonta a tiempos muy remotos. Estas tramas mecánicas no son sino hojas en las que se han impreso puntos (también rayas y otras formas más complejas) de mayor o menor grosor y densidad, dando un aspecto uniforme, y que son adheridas a ciertas zonas de los dibujos, para crear sombras o medios tonos.

Las primitivas tramas venían impresas sobre un papel corriente, de forma que el dibujante tenía que recortarlas con tijera y pegarlas al dibujo al igual que se hace en un collage. Más tarde, a partir de los años sesenta, se popularizaron las tramas de lámina trasparente y adhesiva, en las que un trozo de las mismas se colocaba sobre la zona elegida de manera que lo cubriera de más, y antes de que quedara definitivamente pegado, se recortaba lo sobrante con una lanceta o cutter. Pero además, en estas láminas era posible raspar los puntos con una cuchuilla para sacar el color de fondo del dibujo. Finalmente, siguieron las tramas transferibles en lámina transparente, de aplicación semejante a como se hace rotulando mediente Letraset o Decadry, siendo precisamente estas marcas las principales fabricantes de todo tipo de tramas.

Hoy, el uso de estas tramas ha caído casi en el olvido, siendo sustituidas por algunos programas de ordenador, si no menos lentos de aplicar, al menos más precisos y sin coste adicional, mas cabe recordar cómo con ellas algunos autores como Enrique Ventura, dejaron páginas y páginas inolvidables en Trinca y El Papus. Por mi parte, sigo usándolas alguna vez de manera aparentemente aleatoria, caso de esta ilustración que salió en El Cochinillo Feroz.