Me dejó de un aire. El personaje era de los más celebrados de la ciudad: presidente de la Diputación, de la Caja, de... ¡diecisiete altos cargos en su haber!. Lo había dibujado mil veces en los chistes de a diario, y mi compañero no lo había reconocido. ¿Qué había ocurrido?, pues que este hombre se había quitado repentínamente sus gordísimas gafas de pasta negra, y yo, listo de mí, quise reflejarlo con su nueva imagen aún inédita.
Éste es el gran escollo para el caricaturista, el cambio de "look": gafas que se quitan o se ponen, barbas y bigotes que crecen o se rasuran, cortes de pelo, tintes, cirugías... Pero hay otro quizás más acusado: el inexorable paso del tiempo. Y como muestra de ello, aquí van dos visiones del colega Loredano, el excepcional caricaturista brasileño que marcó escuela durante su estancia en El País.
Se le echa mucho de menos a Loredano en el País...
ResponderEliminarPor cierto José, enhorabuena por el blog, no sé cómo no me había topado antes con él, encuentro muy interesante tu sección de Biblioteca Imprescindible.
Un abrazo!
Gracias, Joaquín. Sí, Loredano era una autor especial, al que debido a su originalidad le salieron muchos imitadores.
ResponderEliminarEn cuanto a Biblioteca Imprescindible, hoy mismo estaba metiendo un nuevo libro, cuando por acción de uno de esos duendes de la imprenta, se me ha ido todo. Espero recomponerlo enseguida.
Ahora mismo visito tu blog.
Un abrazo