También hoy, pero hace ya mucho tiempo (todavía no había entrado el siglo XX, aunque le faltaba poco), desaparecía haciendo mutis por el foro para no volver ya más, el poeta José Zorrilla. En la ciudad donde vivo hay desde hace años una calle con su nombre, pero con motivo de unas obras en la misma, se decidió, para más gloria, inmortalizarlo en bronce haciendo una de esas estatuas que últimamente proliferan como hongos, mostrándolo sentado en un banco de la dicha calle. Al acto de inauguración vino la vicepresidenta del Gobierno, que puso sus posaderas junto a las del vate, para salir en la foto.
Así vimos el asunto el nene del chiste y yo, en El Norte de Castilla.
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